Todos los que compartimos nuestra vida con una animal sabemos lo afortunados que somos, recibimos de ellos mas de lo que les damos.
Hasta que no convives con uno no eres capaz de saber como son de verdad: no tienen malicia ni segundas intenciones y sus necesidades son muy básicas (prácticamente comer, jugar y recibir y dar cariño). En definitiva, son unos grandes maestros en esto de tener una actitud positiva ante la vida.
Gracias.